“Espermear versos con métrica es meter
la pluma y sacarla con la tinta seca”. Esta es otra de mis frases machistas que
tengo en el archivo para comprobar que, a pesar de ser un escritor, es decir,
ser y haber sido un lector extravagante, sigo siendo bastante macho mexicano como soñé en algún momento de
la infancia que llegaría a ser aproximadamente como ahora, cuando escribo estas
líneas. (Más aproximadamente esta línea, que va entre dos paréntesis:
paréntesis izquierdo y derecho, porque dos líneas son dos líneas, como dicta
por su lado la geometría y por otro el buen gusto cuando empata con la
gramática y sólo para hacerse entender, claro está). De hecho, el machismo
literario poco me interesa, porque claro, para ser un buen macho, debo creer
que soy el único, el primero y el imprescindible, como un Presidente de la República
cuando se dirige a un pueblo que la verdad, ya se hartó de escuchar, pero que
su mismo hartazgo hace que el hartazgo del Presidente se oiga más fuerte. A
pesar del hartazgo, me conmueve todavía hasta la lágrima la intención con la que mi padre dice que soy un escritor
tierno, quiero decir, que hablo de la ternura. Según él, casi todo lo que he
escrito merece el adjetivo unívoco e irrevocable de “tierno”. Como el famoso
Tzara, de nombre de pila Tristan, muy corriente dadaísta y nacido en Zurich, yo
siempre he escrito de mí mismo o desde mí mismo, cualquier tipo de texto, hacia
lo que no sé (en abstracto) y desde lo que
conozco (experiencia vital, lecturas, etc). Si mi padre considera que
eso es ser tierno, es simplemente porque no cree en mí como escritor, y la verdad está bien que así
sea, el único milagro de ser escritor en estos tiempos, no parece pergeñar un buen párrafo, una frase
inteligente, reflexiva o sarcástica o irónica o profunda, sino lograr que los
demás crean o detecten que uno es escritor, (el milagro de escribir sigue
siendo que los otros crean que uno escribe y que uno es escritor, como dice
Henry Miller en Trópico de Capricornio).
¿Escritor? “El escritor es un lector que se anima a participar en una tradición”
nos han dicho. Es decir, ser lector extravagante y mejor no vagamente extra.
Esta empresa puede llevar años, meses de intentos y de esfuerzos fallidos,
demostrados con novelones o super textos poéticos, pero mientras te digan: “qué
bonito escribes” o frases parecidas, significa que nadie cree que lo haces por
dedicación, trabajo u oficio, sino que francamente nada más te gusta perder el
tiempo. Lo cual es cierto sólo si se
cree la postura romántica: es decir, que toda actividad artística se basa en que el arte se hace nada más por el arte, por
el puro gusto de hacerlo, pero cuando uno habla de la vida misma, clavando su dolor, clavando su pena, clavando su
alegría, escribiendo de los amigos, los amores, las aventuras de la
cotidianidad o los breves descubrimientos lingüísticos o aforísticos (cada
quien aporte su propio hallazgo), uno se siente satisfecho, uno cree que ha
logrado algo imborrable, pero si los demás siguen diciendo que uno “escribe
bonito” o “algún día leeré tu manuscrito” todavía no está hecha la literatura o
la escritura, como se guste decir. Y además, porque “bonito” solo era Benito
Juárez cuando dijo: “el respeto al derecho ajeno es la paz” o Benito bodoque,
hijo ilegítimo del filósofo críptico Don gato, mismo que además de ser arduo en
la filosofía narrativa, también tenía su pandilla, pero no de pandilleros
pandilleros sino de “pan” que significa muchos y “dilla”, que es la evolución
del termino “día” y significa la
evocación o puede serlo de decirse internamente con los ojos desorbitados: “un día
en la vida fui pandillero y me divertí, pero, de bodoque, en adelante quiero ser como Don gato y
escribir filosofía sobre mi derecho a decir algo sobre la paz o de paso, de
Octavio Paz”. Si el que lee lo escrito
mantiene la idea fija de que uno no es escritor, es porque la vena romántica,
según la parábola bíblica “con el espejo que te veas te gustará que te vean”,
es quien solamente quiere encontrar
romanticismo en lo escrito, un apapacho o una palmada en la espalda,
como si la literatura sólo fuera eso. ¿El arte debe curar? Sí, en cierta forma
sí, pero los métodos de cura son tan sofisticados como los métodos que toma el
pensamiento y la conducta sobre la vida diaria: por eso es que existe la
diversidad de literaturas dentro de una misma cultura o grupo humano en el que
cada individuo busca su realización personal tomando x número de derroteros o
especializaciones, que en realidad lo son, haga usted el favor. La postura
romántica es válida, pero igual lo es la postura ascética, la científica o la
histórica: todas son válidas a excepción la que deserta sobre sí misma. Parto
de mi propia experiencia de nuevo: los
escritores tenemos otro tipo de romanticismo: ser reconocidos hasta donde la
suerte y el talento lleguen y, porque además, ser escritor significa a fuerza
ser “un gran escritor”, cosa que sin ambages siempre ha sido, o por lo menos
desde los tiempos del señor Madero, como decía Salvador Novo, tanto y tan
descomunal como hacerse una puñeta. Superar la puñeta que los demás creen que
uno se hace al escribir, debería ser la fórmula con la cual se inicie el camino
de las letras entre los más jóvenes, el parricidio que hay que hacer en la
actualidad, como del que hablaba Nietzsche en El origen de la tragedia, para los escritores no es sólo matar al
padre o a Dios, sino matar al lector, es decir convencerlo de que vea lo obvio:
que el texto es primero y antes que nada, literatura o escritura con cualquier
tipo de mensaje o contenido. La publicación del texto no nos salva de esta idea
que nos avientan a la cara los demás. Uno no puede morirse de originalidad o de
genio, pero seguro puede morirse de tristeza (como Neruda, por la Dictadura) y
con fracaso, como les ha pasado a tantos, tiernos (como Rimbaud) o no tan
tiernos para olvidar que de jóvenes también fueron malditos y bien por
ellos. La literatura de todos los
tiempos debería ser vista y entendida como una invitación a entender la vida de
las sociedades creando contextos elípticos, paradójicos, discursivos y tan
auténticos como el escritor sea capaz de expresarlos desde su propia concepción
simbólica de lo real, lo que está ahí, ahí, al lado de este texto, al lado de
tu vista, de tu oído y cambiando o estático frente a nuestras categorías para
entenderlo, de manera que nos haga más partícipes, más fuertes, más dignos y
más completos tanto para nosotros mismos como para los demás. Hablando de
padres, el poeta Octavio Paz, que ahora suena medio vilipendiado entre ciertas
elites culturales, charlando con Braulio Peralta estableció que la República de
las letras no debería confundirse con el término “maffia”, ya que es, también sin ambages, algo noble. Nos guste o
nos disguste Paz, la nobleza proviene del intercambio entre los que mientras
vamos creciendo nos parecen dignos de imitar —primero los padres, luego los maestros o los compañeros de vida—
y nosotros mismos, es algo que al dar recibimos: reconocimiento, ser parte del
todo pero sólo como nosotros mismos vamos siendo, es decir, ser irrepetibles y
experimentar lo que sólo cada uno puede hacer, de ahí es de donde nos viene la
dignidad y la dignidad hay que defenderla… sobre todo de su pariente lejana la
perra miseria que ladra queriendo abarcar toda la barca, que es la mejor
metáfora de la vida según El viejo y el
mar del inmenso Hemingway. Cada literatura tiene su visión del porqué y
para qué empleamos la dignidad y el reconocimiento mientras estamos entre los
vivos, dejar constancia de ello es la razón de ser de la escritura. ¿Te curé de
algo lector, lectora? Entonces es que este texto tuvo su razón de ser, ahora,
como debe de ser deberías enfermarte un poco, o un mucho, tu sabrás, para que
te cure el doctor Cervantes, el doctor Milan Kundera, el doctor que asumió la
enfermedad como cura y como si fuera un cura: Kafka, y platícale de tu enfermedad
al doctor que más confianza le tengas, ese que ya está en tu biblioteca o tu
mochila y no has terminado su trabajo: tu última página.
sábado, 7 de septiembre de 2024
SOBRE LA LITERATURA PADRE POR FORTUNATO JÁUREGUI
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
PORQUE USTED LO PIDIÓ, LA NOVELA QUE TODA LA INTELECTUALIDAD EUROPEA CONSIDERÓ IMPOSIBLE QUE LA PUDIERA ESCRIBIR UN MEXICANO!!
VESTIGIOS DE CERRO HERMOSO MARCOS GARCÍA CABALLERO Para el Lic. Miguel Castillo Morales y El Filósofo Óscar de l...
-
POEMA DEL GREMIO Gira y gira fuera de la órbita, la [cabeza-bocina], el mandatario del mundo y la galaxia infinita. Afuera...
-
VESTIGIOS DE CERRO HERMOSO MARCOS GARCÍA CABALLERO Para el Lic. Miguel Castillo Morales y El Filósofo Óscar de l...
No hay comentarios:
Publicar un comentario