VAGABUNDEOS
POR LA GEOMETRÍA
Escribo sin propósito
fijo, un lento fluir de ventoleras que se cuelan por las hamacas que construyo
entre estas palabras. ¡Como si fuera verano! Aun así, aunque los tiempos
prefiguran tormentas tras tormentas, escribo y no solamente escribo sino
escucho la música de U2 del disco POP y me olvido de recordar que debería haber
olvidado lo que recordé: un hombre, un niño, que juegan en sus sueños y sus
sueños traen consigo tulipanes verdes de firmeza y de vértigo y de ganas de caer. Démosle un círculo a la
idea, con una forma de huevo que nos de un poco de güeva pero no tanta que no
se pueda quedar quieta en una rueda. Ahora démosle un triángulo. Si voy muy
línea recta y ahí me sigo, probablemente me encuentre con otra línea recta que
andará perdida y gritando un ay ay ay que no me encuentro por doquier y por
donde quiero ver y así sin más medidas se desata un cordón umbilical que las
desanuda y las vuelve pirámides de Egipto abstracto, o no quizás de Egipto,
sino de Palenque, aunque y ahí sí la cosa cambia, porque de Palenque en
Palenque se hacen muchos gallos, curvaturas gargantas adentro y navajas afuera,
que fue lo que ya describimos. De momento detengámonos en las egiptuosidades
abstractas que van muy de perfil caminando (a ninguna parte) como dijo David Byrne,
pero allá van y si uno se descuida pueden pasar por arriba, abajo, atrás o
delantal, que es lo que se necesita antes de pisar cualquier piso social y
cualquier d de salud dental, aunque no nos pongamos tan entusiastas antes de
tiempo, porque esos perfiles ya van decayendo hacia un lado y los ojos piden y
las bocas babean y el referí no quiere tirar la toalla (aunque suene la
campanilla del Round Cortázar) pero poco a poco los vamos viendo, aquí, mora la
hora, fui para que te cortaran el pelo pero si ni el pelo te vi cuando los
triángulos se levantaron del susto y se hicieron un buen equilátero que a todos
nos dio gusto. Ahora que si ya vamos a hablar de cuadros la poca sustancia que
dio la metafísica se vuelve cosa de fanáticos transeúntes que le quieren ganar
al paso al más encajoso, y ese otro encajoso que viene siendo, por su parte,
muy aparte pero no tanto, el hijo del encajoso.
Pero hay del hijo... veanlo, ahí tirado como una L pequeña. Todos
teníamos nuestra L pequeña y me consta y les consta que a todos se nos fue
haciendo grande, que finalmente era lo que queríamos y ni siquiera nos lo
propusimos, seas maje, ¡hasta te gustó! ¿Pero que tal cuando la L sale pequeña?
Es más: ¿Qué pasa cuando la L sale así nomás? De aquí surgen dos importantes
corrientes o discursos (la del discurso y la corriente), según la primera, por
la velocidad del dictado de la secundaria tendremos grandes secretarias de
grandes proporciones que nos harán más fácil la labor del dictado y no es
necesario repetir que la L es de fácil pronunciación: hasta un ciego puede
pronunciar la L y moverse en su espacio sonoro sin dificultad con la d que
denota salud dental, que es de lo que venimos hablando. Enarbolemos juntos una
plegaria, hombro con hombro, rodilla temblorosa contra rodilla pecosa como
diría Kerouac, todo hasta alcanzar un espiral de metástasis capaz de sincronizar nuestros
esfuerzos en un solo espíritu violento: ele, ele... Bueno, sí, claro, ele,
pero... ¿ele quien? Respuesta: El encajoso. Pero el encajoso Padre, el encajoso
señor, el respondón: ¿ele? Él es suficiente, déjenlo como estaba, él le recoge
el cambio, él le recoge su boleto, él emprende... etcétera. Según la segunda
corriente (a su vez corriente de algo), llegará un momento en que la L se tiene
que independizar y dejar de lado las otras eles que la vieron crecer. Pues
bien, esto es lo más razonable y nosotros quedaríamos muy bien diciendo esto y
quedándonos callados, pero como callar, ¿si al callar llevamos dos eles juntas?
El mundo no te ama, no te van a querer en ningún lado, vivirás tu infierno y te
darás cuenta que sólo es pasado aquello que viviste, que no eres tu la
presencia que ahora te deletrea ni el compás ni el garnuchazo de mentiras y el
coloquio de verdades que te mantienen la guardia firme, ¿Verdad? Entonces como
callar, si salud dental es lo que buscamos con la d pero la L tiene sus
pormenores, sus aciertos, sus desventajas, y sus buenos ratos y sus simpatías
que puede despertar si se le atiende y se le escucha: ele. Se le escucha: ele.
Ahora bien: la segunda parte de la corriente, (que como ya dijimos es corriente
de algo), sostiene que precisamente hacia donde se sostiene la ele es hacia
donde se encaminará nuestro futuro. Ejemplos: Si tu ele es más bien zurda es
sus movimientos (no hagas trampa que no es espejo), significará que te gustarán
las fiestas y que en todas preguntarás de qué tipo de música se está tocando,
te podrán tirar un cuba en el regazo o quizá te la tires tu solo, tendrás
trabajo en algún periódico, delegación u organización no gubernamental tipo
GREENPEACE y en el fondo de tu corazón te sentirás maldito, bien maldito, y si
de veras estás maldito, hasta poeta. Otro ejemplo que contrasta gravemente con
su antecesor: si tu ele es más bien diestra (no juegues al espejo porque sé que
ustedes les gusta más), significa que tendrás una vida con tendencias a
consejos resolutivos y posgrados en integridad física probada en tus amaneceres
de la escuela de derecho. Lo triste del caso es que en las fiestas nadie te
tirará una cuba encima, ni tú a ti mismo, sino que la tirarás al suelo que te
colocará ante la disyuntiva fatal: ¿Soy un padre ele o un hijo ele? Finalmente
poco importa, tu trabajo en el periódico o tu amanecer de abogacía, porque
finalmente fuiste el elegido... el elegido por el encajoso, claro está. El
encajoso sirvió su conducto algún día que fue tu día para por sus conductos
llevar tus futuras proezas con la L. ¡Porque fueron proezas, no te pongas
barato! Y el genio de la especie (ya sé
Schopenhauer) sirve al encajoso y también a ti, hijo o padre ele, porque los
lazos de la sangre son fuertes y ahí... (quieras o no), está el detalle. Y la
cuadratura.
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